La sociedad del espectáculo de Guy Debord
La sociedad del espectáculo es representado como una
sociedad de apariencias y con unas ideas generalizadas de la vida. Vida
dominada por la mercancía que normaliza a las personas, construyendo una
realidad mediatizada donde todo parece configurar una puesta en escena.
Debord nos presenta una sociedad donde todos desempeñamos un
papel a favor de la maquina del espectáculo. Ya sea desde el mundo por excelencia
mediático, el de la moda y la vanalidad, donde se trabajan con modelos de
personas y modelos de estilo de vida y el espectáculo es alabado como un fin,
los cuerpos relajados, tanto como se lo permite una pose; con vestidos de
diseñador que posan para el lente y luego serán masificados como la figura deseada
por la personas. Sin embargo, constituyen una irrealidad que ha sido institucionalizada
como real.
La institucionalización de la irrealidad como real se pone
en evidencia de una forma más clara en la vida cotidiana donde se nos ha
impuesto una rutina, un espacio, un trabajo e incluso los momentos de ocio son
representados a través del filtro mercantilista.
El trabajo publicitario cumple un papel fundamental, al generar la ilusión de
libertad y exclusividad. El hombre trabaja para generar productos, para luego
poder consumir otros, y mientras más exclusivo se vean, mayor será su
satisfacción y para ello debe trabajar más. La exclusividad y novedad son
incluso un medio de masificación de la ideología de la apariencia. Para que un producto
sea presentado como un objeto de deseo en el mundo comercial, este debe tener
la aceptación de las masa como tal y esto responde a un deseo o ideales de vida
impuestos por la sociedad.
De esta forma Guy Debord, presenta imágenes de la vida
cotidiana, una vida llena de edificaciones, una vida urbanizada que da la
apariencia de orden y que sin embargo es un orden opresor, como un laberinto de
minotauro: los grades edificios construidos para acoger a las masas. Las Personas
las construyen y luego pagan para poder habitarlas, y se venden precisamente
porque son presentadas como ideales u metas a alcanzar y mientras más
espectaculares mejor, de otra forma ese ritmo de vida no podría sostenerse. Una
vida industrializada en apariencia ordenada, que sin embargo da una sensación de
caos, casi comparable con el de las revueltas. Todo ello en contraste con la imagen
de cuerpos femeninos semidesnudos que puede sugerir la idea de libertar, pero
que bajo el contexto presentado por Debord, no son más que poses que explotar
cierta idea de belleza; pero poses, al fin y al cabo, que buscan validar un
estilo de vida irreal o dominado por ideales vanos.
Por otro lado, las imágenes documentales o que representan
momentos históricos, que debieran ser las menos ligadas al concepto de espectáculo,
cobran relevancia precisamente por su espectacularidad y alto grado de
dramatismo. La acción violenta de un bombardeo esta llena de puntos álgidos y
es visualmente atractiva. La guerra es la representación de la búsqueda de
poder, donde la vida, o más bien la muerte, pasa a un segundo plano ante la
heroicidad del drama bélico. Pelotones inmutables ante la caída de sus
compañeros, la individualidad rebasada por la sensación de gloria unitaria.
Todo para que pueda ser admirado por el público. La irrealidad heroica es mejor
apreciada que el drama real de la muerte.
La generación de ideales es la base de la sociedad del espectáculo.
Debord nos presenta imágenes idealizadas, descontextualizas, o para ser más
precisos, recontextualizadas. Incluso en su trabajo no puede escapar de la
sociedad del espectáculo y probablemente no busca ello. La narración se
sustenta en la acción dramática de las imágenes, sin embargo, no van en la
misma dirección. La narración busca mostrar la irrealidad de las imágenes y potenciar
sus ideas en contraste con la representación que hace la sociedad de la “realidad”.
De esta forma el conjunto de imágenes sirve para exponer ciertas ideas que sin
la contextualización de Debord, por medio de su discurso, no hubiesen podido
hacerlo. Serian nada más que imágenes de la espectacularidad de la sociedad; y
puede que de una espectacularidad positiva, por la belleza que pueden
representar como objetos estéticos. Hemos de resaltar la importación de las
ideas ligadas a la imagen, y de cómo están articuladas para una mayor comprensión
de la tesis que el autor expone.