viernes, 21 de marzo de 2014

Resumen Clase #2



En esta clase, primero abordamos la película y el texto de “La sociedad del espectáculo” de Guy Debord.

Hablamos de cómo a través de las imágenes que usa en la película, Debord, “desjerarquiza” lo jerarquizado, es decir pone en el mismo nivel de poder o de status a personas, objetos, estereotipos, políticos, etc., para demostrar que en esa época significan o representan a una sociedad que no se da cuenta de lo que consume a través de imágenes. A esto le podemos dar el nombre de “teoría de las imágenes” o “economía de las imágenes”.

También, notamos la relación o reinterpretación de muchas teorías de Marx. Este propone una enajenación del trabajo y la alienación del productor hacia la mercancía que produce. Mas o menos, Debord, toma esta teoría para hablarnos sobre que actualmente la sociedad vive en una enajenación de las imágenes. Es decir, la imagen o representación que existe en nuestra sociedad, que nosotros producimos, es completamente separada de nosotros. Pero al mismo tiempo, no logramos disociarnos de las imágenes.

Luego, nos empezamos a preguntar sobre ¿quién hace la imagen? ¿qué distancia hay entre nosotros y la imagen? ¿desde dónde se habla? El receptor cobra más importancia, mira las imágenes desde lo que él sabe y lo que no sabe. Es decir desde el contexto consciente e inconsciente en el que vive, su bagaje cultural, lo que lo rodea, los problemas o situaciones por las que a travesado (guerras, traumas, etc.), su religión, todo con lo que crecemos influye al momento de ver una imagen. Lo mismo sucede con el productor, crea desde lo que sabe y lo que no sabe, es inevitable que esto suceda, pues lo que nos define, finalmente, es lo que hemos absorbido a lo largo de nuestras vidas. A partir de que ahora podemos mantenernos más conectados (internet) surgen nuevas mentalidades relacionadas al contexto, tenemos más información.


Actualmente, la noción del individuo, mas o menos, representa la noción del poder. Antes, el productor o autor de una obra, era el que más importancia tenía. Con el nacimiento de la imprenta, el autor tuvo un papel protagónico, su firma era necesaria para las obras que hacía. Sin embargo, ahora, el autor moderno se preocupa más por quién está mirando lo que produce.

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