Partiendo con el espectáculo como una relación social, que busca unificar, pero a través de una apariencia a manera de negación de lo que se vive en el momento, un espectaculo que "exige por principio una aceptación pasiva" de la sociedad. Tomando esto último como premisa, se asocia el espectaculo como un canalizador de poder entre en Estado y la población, adormeciendola.
Las imágenes se contraponen y nos muestran por un lado el espectaculo visto como vedette, una representación de la vida aparente, que está por encima del trabajo y que induce al consumo; por otro lado "la realidad", las guerras, las situaciones políticas del momento.
Debord asocia el espectaculo a la economía, siguiendo la línea de Marx, el fetiche por la mercancía, donde el obrero es productor de esta para luego tener que consumirla, siendo poco valorado su trabajo, cayendo en un circulo del cual no se puede salir porque la burguesía es la clase con poder, dueños de las mercancías.
Es así como podemos ver un espectaculo que reune lo separado pero de forma separada, jerarquizado, que sabe manejar un sistema de lenguaje sin respuestas, donde lo auténtico es mejor que sea "representado". Todo es visto de manera crítica hacia el capitalismo, la toma del espacio natural, las actividades, las tendencias, es una sociedad moderna con alma consumista.
Lo que se da como la vida real - se presenta como a vida espectacular ( se transforma en ilusorio), teniendo como soporte visual, el collage entre escenas de películas y acontecimientos de la época. De manera tal el espectaculo genera la anulación de la memoria, la vida personal pasa a no ser memorable.
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