domingo, 18 de mayo de 2014

Un perro andaluz

Pese a que tanto Buñuel como Dalí dejaron bien clara su intención de excluir del proceso de creación del guión “cualquier idea o imagen que pudiera dar lugar a una explicación racional, psicológica y cultural”, cabe preguntarnos si tal pretensión se amolda nuestra naturaleza, pues resulta sorprendente la diversidad de lecturas que del mismo se han realizado.

En este sentido, a las palabras de Dalí sobre la película (“no dice ni quiere decir nada”) podríamos trasponer el primer axioma formulado por Paul Watzlawick en su Teoría de la Comunicación: “no es posible no comunicarse”. Desde esta óptica, y si bien es cierto que la película es más una sucesión de imágenes oníricas que una narración en sentido convencional, ello no significa que no podamos inferir ninguna interpretación de las mismas, tal y como hace el psicoanálisis con los sueños. Así, hay quienes han querido ver en la primera secuencia del film una imagen edípica, pues Buñuel reconoció que, en el sueño que le inspiró dicha escena, el ojo que pretendía cortar era el de su madre. Sustrayéndonos a posibles lecturas psicoanalíticas –lo que no resulta nada sencillo-, lo cierto es que sí que podemos apreciar ciertas líneas temáticas que el cineasta desarrollará en su obra posterior, tales como la represión del deseo carnal (Ej. Viridiana o Belle de jour), el peso de la moral católica y burguesa (en la película esa carga metafórica adquiere una dimensión real: en su acercamiento a la mujer, el hombre acarrea un piano con dos burros muertos, dos calabazas secas y otros tantos curas, que representan el peso de la culpa) y la polaridad entre el instinto erótico y la pulsión de muerte (Eros y Tánatos) a la que parece aludir el fragmento “La muerte de Isolda” o el siniestro final que les espera a la mujer y su acompañante tras su paseo por la playa: los cuerpos de ambos se muestran semienterrados en la arena, en lo que podría considerarse una evocación pictórica al cuadro de Goya A garrotazos. Este guiño a la pintura no sólo se aprecia en esta película (la mujer hojea un libro con una imagen de La tejedora, de Vermeer, y el doble del ciclista, tras ser abatido, cae sobre la espalda desnuda de una mujer que recuerda al Desayuno sobre la hierba, de Manet) sino en otras del director, como por ejemplo, Viridiana, cuya cena de los mendigos remite a la iconografía de la última cena.
Luis Buñuel decía que consideraba absurdo encontrar explicaciones a Un perro andaluz, siendo que el cortometraje es sólo una expresión de emociones. No se debe por tanto buscar mensajes racionales en una obra irracional.
Podemos, sin embargo, detectar símbolos característicos de la obra de Salvador Dali, así como otras explicaciones a personajes o eventos del filme.

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