Lo informal de una pintura se vincula
a las estructuras musicales abiertas de la música postweberniana y a la poesía
"novísima". Lo informal pictórico se entiende como el eslabón de
cadena de experimentos para introducir "movimiento" en el interior de
la obra.
Movimiento se entiende como la búsqueda
de movimiento aquella que va al mismo paso que la evolución de las artes
plásticas y que se encuentra en las pinturas rupestres o en la Nike de
Samotracia, y como repetición de una misma figura, en el intento de representar
un personaje o todo un suceso en momentos sucesivos de su desarrollo. El
movimiento no involucraba la estructura de la obra, la naturaleza misma del
signo.
Actuar sobra la estructura se refiere
a moverse en la dirección de Magnasco o de Tintoretto (o mejor aún de los
impresionistas). El signo se hace preciso y ambiguo intentando dar una
impresión de animación interna. La ambigüedad del signo sugiere un contacto más
íntimo con el ambiente, pone en crisis los contornos y las distinciones rígidas
entre forma y forma, luz y fondo. El ojo está determinado a reconocer estas
formas.
La ampliación dinámica de formas
futuristas y la descomposición cubista sugieren otras posibilidades de
movilidad de las configuraciones debido, precisamente, a la estabilidad de las
formas asumidas como punto de partida, confirmadas de nuevo en el momento en
que se niegan a través de la deformación o la descomposición.
El lector siente emoción frente a la libertad que
presenta una obra y sus posibilidades de interpretación. Llega a tal punto en
el que el mismo autor ya no tiene voz en cuanto a interpretación de su propia
obra.
El significado de un mensaje es establecido en
proporción al orden, a lo convencional, a la redundancia de la estructura. El
significado más claro dependiendo a cuanto se apegue a las reglas de
probabilidad, a leyes de organización prefijadas y reiteradas a través de la
repetición de los elementos previsibles. Igualmente mientras más desordenada
sea la estructura, se aumentara más información. Información entendida como
posibilidad informativa, incoatividad de órdenes posibles.
En ciertas condiciones de comunicación se persiguen
el significado, el orden, la obviedad; es el caso de la comunicación de uso
práctico, desde la letra al símbolo visual de señalización de tráfico, que
apuntan a ser comprendidos unívocamente sin posibilidad de equívocos ni interpretaciones
personales. En otros casos se persigue el valor información, la riqueza no reducida
de posibles significados, como es el caso de la comunicación artística y del
efecto estético, que una búsqueda en clave de información ayuda a explicar, sin
fundamentarlo, por lo demás, definitivamente.
Aun si cualquier forma de arte adopta un discurso
común o unos símbolos figurativos aceptados por la tradición, gana su propio
valor en una novedad de organización del material dado que constituye en cada
caso un aumento de información para el usuario. Pero un arte
"clásico" tiende en el fondo a reconfirmar las estructuras aceptadas
por la sensibilidad común a la que se dirige, oponiéndose sólo a determinadas
leyes de redundancia para reconfirmarlas, aun cuando sea de modo original. En
cambio, el arte contemporáneo parece que persigue romper las leyes de
probabilidad que rigen el discurso común poniendo en crisis sus supuestos y al
mismo tiempo depende de ellos para deformarlo. Se pone en juego la posibilidad
de la comunicación de un acto de vitalidad; la provocación internacional de cierto
juego de reacciones libres.
La obra “abierta” siempre va a incitar los
pensamientos de los espectadores a dar su propia interpretación de lo que
significa, pero nunca con un mensaje oculto, ya que esta no lo tiene. Tiene
varias posibilidades, incluso puede que infinitas posibilidades, de interpretación
dependiendo de los espectadores, ya que nadie leerá una obra de la misma manera.
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